jueves, 27 de diciembre de 2012

Seré breve...

Seré breve...

Te voy a extrañar.

Ahora seré más extensa...

En enero pierdo un pedacito de mi corazón. Y que no lo tome como un insulto, porque justamente ella en tamaño es pequeñita, pero en alma y sentimiento la chamaca es enorme.

Hace 6 años conocí a uno de los seres más espectaculares que adorna mi vida. Con ella aprendí a pensar en la inmortalidad del cangrejo, y en mis momentos tristes ahogarme en mi propia miseria. Supe aprender a darle la oportunidad a que alguien menor que yo me diera una opinión; y que resultara correcta.

En sus ventipicos, me ha demostrado la madurez que yo vine a terminar de tener a mis 36. Con ella conocí el sacrificio de una amistad verdadera. Esa que esta ahí para ti, en pijama a las 10 de la noche. Esa que viaja 2 horas de un pueblo a otro sólo para abrazarte.

Es ella quien mejor que nadie me puede describir en todos los sentidos. Porque me conoce como compañera, como profesora, como amiga. Sabe lo real que soy, conoce mis sueños y mis metidas de pata. Y como varios amigos a los que le tengo mucha confianza; no me juzga.

Me siento feliz de que se abra camino a cumplir sueños, a buscar mejores cosas. Extrañare a esa mujer que es capaz de hablar con la boca, las manos y el corazón. En enero se me va un pedacito de mi corazón. No uno de los más grandes, pero si una parte de las que más late.

Buen viaje negra...

Seré breve... ¡Te extrañare!

jueves, 20 de diciembre de 2012

La inutilidad de estar a la moda...

Y el acto de comprender porque odio los miércoles. Caminar en tacones es similar a correr bicicleta, si aprendes a hacerlo tarde, nunca lo harás bien. Entonces Martaraquel quiere a los 34 años usar algo que en su vida no hacia con frecuencia; usar plataformas. Como la mayoría sabe trabajo en una superior, que consta de 2 pisos, con unos 40 salones. Como maestra de educación especial, tengo que "correr" literalmente toda la escuela y cuando llego a mi casa destrozada, comprendo la inutilidad de la moda. Sobretodo si antes de ir a trabajar tengo que cruzar un pedregal, haciendo malabares con un enano de 2 años encima. No mi gente, no me estoy quitando la edad, es para que sepan cuando fue que quise aprender a andar en tacones.

Pero ahí no termina la cosa, estuve 2 años trepada en tacones a diario, sin bajarme de ellos ni para andar distancias largas, (Como envidio a Jlo y Beyonce) hasta las dos semanas que me baje de ellos y opte por unos tennis, mientras Ian estaba en intensivo. Cuando regrese a la normalidad, mis pies se negaron a los tacones, y volví a comprender la inutilidad de la moda. Y como andar en tacones no me fue suficiente, me contagie por un momento de esa frasecita que la realidad encuentro destructiva, "Antes muerta que sencilla", entonces entro al mundo acrílico; y me hago las uñas.

Y vuelvo a comprender la inutilidad de la moda, cuando tuve una lucha campal con rollo de tape y 2 páginas de fieltro, mientras trataba de adornar la ropa de Ian que tenía que vestirse de galleta de jengibre. Cuando trate de ponerme unas pulseras, cuando quise escribir en el teclado del iPhone. Y más aún sentí mi inutilidad, cuando trate se sacarle el lazo a una galletita que me pidió Ian, cuando trate de sacarle el juguete que le trajo Santa en su fiesta.

No se cuanto me dure la fiebre de estar a la moda con las uñitas. Me imagino que según pasen los días y me toque el retoque decidiré si soy parte de esa generación de entrar tarde a la moda y aprender a vivir con ella. Mientras, estoy aquí sentada, tratando de escribir y borrando cada error que cometo gracias a las uñas, en unas flat para estar cómoda y pensando, que a mis 36 años es bueno entender que cada cosa tiene su momento. Que el cansancio en los pies y los cortecitos alrededor de las uñas de verdad, no la hacen y que debo aceptar al final, para mi tranquilidad que a veces es mejor estar " Antes sencilla que muerta".

domingo, 16 de diciembre de 2012

Hoy...

Hoy desperté con una determinación; no parar. Luego de 6 meses de sentirme sobria, de depresión, anorexia, y gente anulada, recibí un traspié. El candado de mi biblioteca fue hecho "cantos" y se cayeron par de libros que tenía guardados. Se creo con esto un gran desorden en las gavetas de mi cerebro y sin más, permití que mi pasión por el momento, fuera más grande que mi objetivo principal; ser millonaria.

Sí, voy a ser millonaria en espíritu, en felicidad, en amor propio, en amor a los demás, en empatía, en superación, en crecimiento, en educación. ¿En dinero? Nah' eso es una nimiedad. No piensen que voy a caer en un ataque de "yoismo". Gritando a los cuatro vientos que hago o dejo de hacer. Porque la realidad es que me consta, no soy de las mejores personas. Hablo con sarcasmo, tiro indirectas, bien directas. Digo malas palabras, grito, cantaleteo, suspiro, miro mal, viro los ojos y sufro de severos ataques de sinceridad.

Pero, ¿saben qué? Dentro de mi "potroneria" tengo un punto positivo, quizás sea mínimo para algunos, pero para mi es el comienzo de algo grande; sé pedir disculpas, sé cuando es suficiente. Sé entender cuando ya mi proceder no lástima a las personas, porque entonces procede a lastimar mi objetivo. Sí, ese, el de ser millonaria.

¿Y por qué estoy tan segura de mi riqueza? Porque cuando alguno de mis estudiantes, pasa de grado o se gradúa, me demuestra que hice un buen trabajo. Porque cuando me hacen un "tag" en una foto en la que demuestran su superación, sé que hice algo bueno. Cuando me visitan mis estudiantes de la universidad, simplemente para sentarse en mi sofá y terminamos hablando de educación especial, me demuestran que pude tocar su fibra. Aumenta mi riqueza cuando puedo demostrarle empatía a una madre desesperada, y decirle todo saldrá bien con tu hijo, la fe te dará la esperanza. Aumenta más todavía, cuando mi hijo mayor dentro de todas las situaciones, se sienta con su hermano y le lee un cuento o le canta para que se duerma. Cuando el pequeño se acurruca en mi pecho sin pedírselo.

Entonces me pregunto, ¿por qué permitir que mi gavetero mental se desorganice? ¿Por qué dejar que las pasiones se apoderen de mi, cuando tengo en la alacena, dos potes extra grandes de amor propio y fuerza de voluntad? ¿Por qué querer reincidir, si 6 meses de sobriedad han sido plenamente maravillosos? Definitivamente, hoy no es el día, ni mañana, ni tan siquiera el 21 de diciembre; de parar. Mirando atrás, al presente y al futuro, el objetivo de hacerme millonaria esta cumplido, pero es una herencia que le dejaré a mis hijos y a los adoptados. Hoy, no se puede parar.

*imagen tomada de la web www.tuyaeresfeliz.com*

jueves, 13 de diciembre de 2012

Hablemos en español

Desde finales de agosto hasta ahora he sentido muy de cerca, demasiado, el sentido de empatía y la conjugación del verbo juzgar. La empatía según la real academia española es:
1. f. Identificación mental y afectiva de un sujeto con el estado de ánimo de otro.
Muy al contrario del significado del verbo juzgar el cual es:
1. tr. Dicho de la persona que tiene autoridad para ello: Deliberar acerca de la culpabilidad de alguien, o de la razón que le asiste en un asunto, y sentenciar lo procedente.
2. tr. Formar opinión sobre algo o alguien.

Cuando observo de primera intención las palabras, puedo entender o para ser claros comprender, porque a las personas se les hace tan difícil ser empáticos y más fácil juzgar. La empatía no es un verbo, no denota acción. Es un sustantivo por lo tanto no se puede conjugar. Sin embargo, juzgar, es un verbo regular, de fácil conjugación, yo juzgo, tú juzgas, el/ella juzga, nosotros juzgamos, ustedes juzgan, ellos/ellas juzgan. Y luego de terminar como el papagayo, como niñitos de elemental de conjugar el verbo, nos sentimos los más abogados del diablo, formando opinión sobre los demás.

Es tan fácil olvidarnos de que los techos de nuestra vida son de cristal, que tenemos una viga en el ojo, y nos tiramos para atrás a hablar sin base, sin motivo, sólo porque entendemos que podemos. Algunos piensan que porque van a calentar el banco de la iglesia, Dios les da la potestad de mirar por encima de los hombros a los demás. Olvidando como el rubio de ojos azules "¿y tu abuela donde está?"

Juzgamos lo que la gente dice, escribe y piensa. Sin tratar de analizar las razones, sin poner en práctica lo aprendido en la escuela, como por ejemplo identificar las imágenes sensoriales (símil, metáfora, personificación) y a no saber que las comillas se usan para citar. En vez de sentir empatía, porque empatía no se conjuga, pero sentir si, y pensar como reaccionaríamos nosotros al lugar del otro, si tendríamos los ovarios (nosotras las mujeres) de aguantar lo que le pasa a Juanitx, Perencejitx, Fulanitx.

Pero no, juzgar se conjuga más fácil, y que importa lo que estas viviendo y si es difícil, a los demás no le ha tocado, ¿porque tienen que entenderte? Si es más fácil sentarse cómodx con una sombrilla para evitar el cristal que se rompe y los ojos vendados a sus propias faltas. Es más fácil hablar de los demás, porque no tenemos los ovarios para hablar de nosotros mismos, mirar el espejo de frente y buscar nuestras cosas buenas, en vez de observar lo que hacen "mal" los demás según nuestro juicio.

Como nos encanta tanto cambiar las reglas del español, y nos pasamos por donde no nos da el sol la importancia de expresarnos correctamente, antes de abrir la boca para conjugar el verbo juzgar, conjuguemos el verbo sentir. No sea que cuando decidamos convertirnos en jueces sin estudio, estemos proyectando todas nuestras frustraciones y terminemos presentándole a todo el mundo el trasero porque se nos ve la costura.

P.D. Antes de juzgar mi forma de pensar, recuerde que este blog es "Como veo la vida, la mia..." Y si piensa decir que me robe algún pensamiento, entonces díganme a quien le robe la vida, porque si llegue a eso, debo ser bien masoquista.

sábado, 8 de diciembre de 2012

Usted, tenga, con el permiso, perdone, gracias.

Los valores se están perdiendo, claro, nosotros mismos los echamos a la basura. Como un papel cualquiera los arrugamos y sin piedad al primer zafacón. Pisoteamos los valores sin piedad cuando sumidos en un proceso de estupidez humana, azotamos sin piedad a la gente, con la boca, con los pensamientos, con las manos; cuando hablamos y escribimos. Cuando juzgamos basándonos, en nuestro dolor o incapacidad para lograr nuestras metas. TODOS hemos pasado un momento de estupidez humana, el que me diga que no es un hipócrita.

Sin embargo tengo una gran confianza en ese slogan nuevo que se utiliza ahora en la isla, "Los buenos somos más". Lo vi este fin de semana de manera continúa. Aunque no lo voy a expresar en el orden correcto. El sábado pasamos un susto en la playa con mi hijo mayor. (Espero no sea producto de un mal de ojo. Porque entonces si la isla se nos esta perdiendo.) Este susto fue relacionado a no seguir instrucciones, ya conocen esa cantaleta. Los buenos, aunque eran "gringos", ayudaron a que todo volviera a la normalidad. No preguntaron que nacionalidad éramos para ver si nos ayudaban, o si éramos importantes. Tampoco nos pidieron dinero, pobres si lo intentaban, porque la cosa esta mala. Su ayuda no fue para lucrarse, simplemente lo hicieron.

Esa misma dinámica vi el viernes cuando participe de una asamblea anual de la Fundación García Rinaldi (FGR). Estaba allí porque Ian no sabe conducir, sí, por eso, porque el invitado fue mi hijo. La FGR me proveyó la oportunidad de estar más cerca de mi hijo cuando lo operaron. Me tocaba a mi, el día de la asamblea anual dar las gracias por eso. Cuando me tocó el turno de hablar en el podio, no entré con bombos y platillos. Allí no saben quien es Marta Raquel, no que es maestra, ni mucho menos escritora. El viernes yo era la mamá de Ian, a la que ayudaron para estar con su hijo. Estaba sentada en una mesa regular con gente regular. Pero vi como por 20 años un grupo de buenas personas, luchan de forma incansable para ayudar a tantas personas con necesidades de cirugía u otras tantas cosas. Gente buena que cada año crece incluyendo a jóvenes para lograr que esos valores que tanto algunas personas pisotean se levanten y tengamos un mejor país.

Para demostrar que soy mejor persona no tengo que gritar, insultar, humillar o juzgar a unas personas. Nuestros pensamientos son traicioneros y nuestra boca no es de gran ayuda. Demostremos que los buenos somos más, hablando con la verdad y de frente. Sin poner en entredicho a los demás. Bien dicen que no hay que ensuciar el agua que en algún momento necesitarás tomar. Sentémonos a analizar en que lugar estamos sentados, si en la parte de pisotear valores o en el área de demostrar con hechos, lo que alguna vez nos enseñó nuestra mamá. "Usted está en lo correcto. Tenga, esto le corresponde. Con el permiso, ¿me puede escuchar? Perdone, no fue mi intención ofenderle. Gracias, por tu empatía y por hacer las cosas de corazón." Seamos conscientes, no hagamos quedar mal a nuestras madres.

Soy Marta Raquel, escritora, porque no sé rimar, y apruebo este mensaje.

domingo, 2 de diciembre de 2012

Tirar la toalla vs. Sabiduría

La próxima semana celebro un cumpleaños. Celebro un año de un proceso de altas y bajas, de un desahogo, de un lugar que aguantó cada palabra, grito, llanto y momentos de desesperación. Esta próxima semana mi blog, cumple un año. A veces, cuando decido rememorar y recapitular cada paso que di en este año, comienzo recordando que abrí el blog, por recomendación de una "amiga" que ahora ni me habla. También rememoré que lo primero que escribí fue sobre lo inteligente que era llorar. Me tome el tema tan a pecho, que lloraba todos los días, por el puro gusto de ver las lágrimas correr.

Durante ese año, me refugie en un sinnúmero de personas a las que les di el título de sabios, levante pedestales, abrí bibliotecas, abone sentimientos,aprecie y quise sin medida. Y según le daba importancia e hinchaba el pecho de quien contaba con toda mi admiración, yo fui perdiendo mi vitalidad, me puse azul y como un boxeador en la esquina de su ring, lleno de golpes; tire la toalla.

En el sube y baja emocional, levante la toalla del ring de mi vida muchas veces y como ser humano al fin, volvía y la tiraba, sobretodo cuando se mezclaba la frustración de la educación de mi hijo mayor con todo lo que me sucedía. A la misma vez, el proceso me hizo derrumbar el pedestal, y cerrar mi biblioteca. Sencillamente, luego de ver como me aniquilaba poco a poco, un buen día me harte de verme tan jodida, volví a levantar la toalla del medio del ring y me di a la tarea de organizarme.

Durante este año hice compras compulsivas, jugué con colores hasta darles el uso adecuado, cambie de forma de pensar, de estrategias, de motivos y de amigos. Escribir durante un año cada proceso de como veía mi vida, me dio la oportunidad de desahogarme a mi estilo y encontrar al fin dentro de mi, de lo que puedo ser capaz. En el intervalo, debo destacar que crecí, aún a la mitad de mi treintena; madure. Y aunque he pasado millones de procesos en la vida que han sido de carácter importante, nunca me había tomado la vida tan en serio como hasta ahora.

Tan en serio, que puedo casi asegurar, que lo único que a veces me ataca es la frustración de encaminar a mi hijo hacia la superación. Que lo único que a veces me hace querer tirar la toalla, es batallar con un futuro jovencito que no quiere entender de razones, porque sus hormonas se mezclan con sus terminaciones cerebrales y hacen un desmadre con su conducta. Sin embargo, recuerdo que decidí organizarme, que crecí, que madure. Entonces volvemos a la carga, y antes de volver a tirar la toalla, intento usar la sabiduría, aunque a veces la "sabia" grita, hala por brazos, y da advertencias. Y es que mi país ya está lo bastante jodido como para yo andar con la terquedad de no educar a mi hijo a tiempo. Porque mi hijo tiene un hermano menor que dejará de fijarse en mami y papi para fijarse en el. Porque al final, su héroe no será papi, sino su hermano mayor. Y agradezco todo este año de altas y bajas, agradezco la gente que llegó a mi vida, dañó y se alejó. Me dieron la oportunidad de aprender a saber como educar a mis hijos. Me enseñaron lo que debo cultivar en mi, por el bien de ellos.

Celebro un año, pero no sólo eso, celebro también 6 meses de estar "sobria", sí, "sobria" de depresión, anorexia, y gente anulada. Lo suficiente adulta, madura y organizada para centrar mi vida en lo verdaderamente importante, la educación de mis hijos. Bien dijo Pitágoras "Educa al niño y no tendrás que castigar al hombre". Disciplinarle ahora le dará el entendimiento a mi hijo, que en el ring de la vida, no es sólo recibir y dar golpes, hasta un boxeador debe usar la sabiduría a la hora de enfrentar un combate. Lo importante es que crezca, madure, se organice y bajo ningún concepto tire la toalla. Yo adquirí demasiado tarde el "don" de la sabiduría y me queda tiempo para "meter" la pata de vez en cuando. Pero no limita el que yo pueda transmitirle un poco a ellos. Aún cuando en el momento en que la quiera transmitir se me salga un grito. Porque obviamente una vez dije, "tengo derechos, no he dejado de ser un humano." Sí, te estoy hablando a TI.