sábado, 8 de diciembre de 2012

Usted, tenga, con el permiso, perdone, gracias.

Los valores se están perdiendo, claro, nosotros mismos los echamos a la basura. Como un papel cualquiera los arrugamos y sin piedad al primer zafacón. Pisoteamos los valores sin piedad cuando sumidos en un proceso de estupidez humana, azotamos sin piedad a la gente, con la boca, con los pensamientos, con las manos; cuando hablamos y escribimos. Cuando juzgamos basándonos, en nuestro dolor o incapacidad para lograr nuestras metas. TODOS hemos pasado un momento de estupidez humana, el que me diga que no es un hipócrita.

Sin embargo tengo una gran confianza en ese slogan nuevo que se utiliza ahora en la isla, "Los buenos somos más". Lo vi este fin de semana de manera continúa. Aunque no lo voy a expresar en el orden correcto. El sábado pasamos un susto en la playa con mi hijo mayor. (Espero no sea producto de un mal de ojo. Porque entonces si la isla se nos esta perdiendo.) Este susto fue relacionado a no seguir instrucciones, ya conocen esa cantaleta. Los buenos, aunque eran "gringos", ayudaron a que todo volviera a la normalidad. No preguntaron que nacionalidad éramos para ver si nos ayudaban, o si éramos importantes. Tampoco nos pidieron dinero, pobres si lo intentaban, porque la cosa esta mala. Su ayuda no fue para lucrarse, simplemente lo hicieron.

Esa misma dinámica vi el viernes cuando participe de una asamblea anual de la Fundación García Rinaldi (FGR). Estaba allí porque Ian no sabe conducir, sí, por eso, porque el invitado fue mi hijo. La FGR me proveyó la oportunidad de estar más cerca de mi hijo cuando lo operaron. Me tocaba a mi, el día de la asamblea anual dar las gracias por eso. Cuando me tocó el turno de hablar en el podio, no entré con bombos y platillos. Allí no saben quien es Marta Raquel, no que es maestra, ni mucho menos escritora. El viernes yo era la mamá de Ian, a la que ayudaron para estar con su hijo. Estaba sentada en una mesa regular con gente regular. Pero vi como por 20 años un grupo de buenas personas, luchan de forma incansable para ayudar a tantas personas con necesidades de cirugía u otras tantas cosas. Gente buena que cada año crece incluyendo a jóvenes para lograr que esos valores que tanto algunas personas pisotean se levanten y tengamos un mejor país.

Para demostrar que soy mejor persona no tengo que gritar, insultar, humillar o juzgar a unas personas. Nuestros pensamientos son traicioneros y nuestra boca no es de gran ayuda. Demostremos que los buenos somos más, hablando con la verdad y de frente. Sin poner en entredicho a los demás. Bien dicen que no hay que ensuciar el agua que en algún momento necesitarás tomar. Sentémonos a analizar en que lugar estamos sentados, si en la parte de pisotear valores o en el área de demostrar con hechos, lo que alguna vez nos enseñó nuestra mamá. "Usted está en lo correcto. Tenga, esto le corresponde. Con el permiso, ¿me puede escuchar? Perdone, no fue mi intención ofenderle. Gracias, por tu empatía y por hacer las cosas de corazón." Seamos conscientes, no hagamos quedar mal a nuestras madres.

Soy Marta Raquel, escritora, porque no sé rimar, y apruebo este mensaje.

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