lunes, 12 de octubre de 2015

Carta de una madre

"Esta carta la escribí hace casi un año, luego de llevar a Ian a sala de emergencias por una infección de oído. Durante ese proceso, el tratamiento hacia Ian fue inadecuado, convirtiendo su infección en una más severa que le llegó al hueso. No pretendo con estas expresiones, herir susceptibilidades, solo que mi finalidad, la mía, consta en que mi hijo dentro de su condición, viva una vida en plenitud."

A las enfermeras y médicos de la sala de emergencia 


Saludos, soy yo, la madre del niño con el corazón roto, o bien esta carta te la puede entregar la madre del niño con autismo, con diabetes, con cáncer. Verás, si mi hijo no tuviera una condición en particular ni tan siquiera estuviera sacando el tiempo para escribirte. No vengo a darte cátedra de como debes atender a un niño con una condición en particular, creo que de eso te han hablado bastante en la universidad. Tampoco voy a decirte como debes hacer tu trabajo, no voy a comparar mi conocimiento con el tuyo, porque ambos tenemos profesiones muy distintas. Pero necesito por este medio dejarte algo muy claro. Yo necesito hacerte saber de antemano la condición de mi hijo. Esto no lo hago para adelantarme en la sala de emergencia. Lo hago porque entiendo que es importante que se sepa que aun cuando esté llevando a mi hijo por otra situación de salud, el tiene una condición existente que se puede ver afectada por la que este sufriendo en ese momento. 

No me veas como una madre histérica por el hecho de que te pregunte que medicamentos le estas ofreciendo, recuerda que en el cernimiento te indico que ya mi hijo toma otros medicamentos. Debo asegurarme que ni la enfermedad por la que esta pasando ni los medicamentos que se le ofrezcan pongan en riesgo la condición que ya tiene. No pretendo con mis dudas y con mis comentarios saber mas que tu como médico. Pero como madre, he tenido que tomarme la molestia de leer, empaparme de la condición de mi hijo y por consiguiente debo de ser sensata en el cuidado de la salud del mismo. 

Alguien confío en ti para que fueras parte del grupo de profesionales que día a día atienda a una cantidad de niños con condiciones de salud diferentes. Preguntarme si tienes alguna duda con la reacción de mi hijo a ciertos eventos o medicamentos no te quita tu conocimiento como profesional de la salud. Tampoco espero que tomes un interés personal y profundo en la condición de mi hijo, sin embargo indagar un poco te puede ayudar a trabajar algún otro caso relacionado.

 Cuando llevo a mi hijo a la sala de emergencias lo hago porque sé que su salud está en riesgo y confío en que se va a estabilizar. No me envíes a mi casa para evitarle riesgo a mi hijo por estar en el hospital. Asegúrate de haberle dado un tratamiento adecuado, no solo porque se lo merece, sino porque yo pague por ese servicio. No pretendo un trato especial para mi hijo, pretendo el servicio de salud que se merece por el simple hecho de ser un niño que necesita sentirse mejor.