lunes, 2 de mayo de 2016

A mis 40 años

En unos días haces la entrada triunfal a mi vida, no es que esté muy contenta con tu llegada, pero hay unas cosas que debo aclararte. Sigo viviendo en el mismo lugar y trabajando en el mismo sitio. Digo, te lo aclaro, por aquello de que no se te vaya a perder el sitio. Verás, te estoy esperando con unas 25 libras de sobrepeso. Tengo que aceptar que realmente no he ordenado la casa para tu llegada y que tendrás que compartir la sala con mi desesperanza, ansiedad y frustración. Quizás no te sientas incomodo, total, tú solo te quedaras por un año en mi vida. 

Relacionado al sobrepeso, tengo que explicarte que he adquirido un nuevo amor; por el horno de la estufa. Lo que ha hecho que también me haya acostumbrado a esa llanta poco atractiva que ocupa el espacio de mi cintura. Otra cosa que encontrarás es que me he tenido que acostumbrar a mis alborotados rizos, y de vez en cuando me arranco las canas, aún cuando la leyenda dice que donde arrancas una salen diez. 

Te enterarás que he decidido volver a estudiar y que tú debes ayudarme a entender la sabiduría de esa decisión. No solo necesito entender la decisión, también necesito la sabiduría para  no permitir que  la frustración se mueva del sofá de casa y no me importune en esos momentos de pruebas y trabajos especiales, mucho menos en la tesis. 

A pesar de todo, quisiera recibirte con un tutu y una corona, nah, no es puramente un acto infantil, más bien es un acto de transición. Esa transición a la plena adultez que me debe dar tu llegada, y no me refiero a esa libertad con que me tomo ahora los "mojitos" o cualquier otro trago. Sino a la adultez de ver la vida más independiente cada día, de necesitar menos de la gente y más de mí. De que cuando no se pueda, no me estanque y tire pa'lante. Que se vale pensar para lograr y reinventar, pero no vale la pena llevarse la vida pensando. 

Queridos cuarenta, vivo en el mismo sitio y trabajo en el mismo lugar, tengo 25 libras de sobrepeso, el cabello rizado y muchas canas. Les estoy esperando... Lleguen con el bizcocho.