martes, 22 de enero de 2019

Te amo más

Amar es darte un lugar en mi corazón para que te quedes como pareja, padre, madre, hermano, hijo, amigo y saber que en el tuyo hay un lugar para mí. Dar amor no agota el amor, por el contrario, lo aumenta.” - El Principito Si hay algo difícil y fácil de hacer en esta vida es querer y amar. Simplemente porque decidimos dividirlo en cuestiones de cantidad, intensidad y personas. Si te entregaran una lista de las personas que existen en tu vida, cercanas y lejanas y comenzaran a preguntar qué sientes por cada una de ellas, responderás todas las palabras relacionadas al amor, pero la respuesta nunca será, que los amas a todos. No recuerdo en mi niñez muchas muestras de amor. Ni hacia mi, ni entre las personas con las que convivía. Así que cuando comencé a hacer amigos, el proceso fue bastante extraño, y tendía a tener apego. Con el paso de los años, siendo adolescente, comencé entonces a experimentar eso del amor, eso de amar, cuando me enamoré. Sin embargo, en lo que se entendía que era amor, se cometen un millón de errores, por la falta de entendimiento del sentimiento. Entonces, en aquel momento, en mi ingenuidad, solo se amaba a las parejas, a esas personas de las que te enamorabas. También se amaba a tu familia, a esa que se supone que está ahí para ti. Ese pensar me duró toda la adolescencia, y me acompañó hasta que cumplí 31 años.

A los 31 años conocí a una mujer maravillosa. Una mujer que aunque tenía unos 10 años menos que yo, me enseñó muchísimo. De todo lo que me enseñó, lo más que aprendí de ella fue sobre amor. Y créanme, no era tampoco que ella fuera un amor todo el tiempo. Ese taponcito de mujer tenía un genio de los mil demonios. El día que esa mujer, en una conversación me dijo que me amaba, lo primero que hice fue mirarla con cara de: “¿es en serio?”. No, esa mujer no estaba enamorada de mi. No era como dicen por ahí “del ambiente”. Era una mujer que tenía una mentalidad del amor muy diferente a la mía, a la de muchos. Con ella aprendí, que eso de amar, no querer, no apreciar, amar, se podía sentir con cualquier ser humano con el que tuvieses contacto, y que por alguna razón, son una parte fundamental en la vida, en mi vida.

Así que en la entrada de los 30, aprendí a amar, a mucha gente más allá del enamoramiento. Amar porque me nace si me siento amada o querida o importante. Amar, porque amar te da luz, magia, vida. Amar con espacios, con tiempo, con cantidades con intensidad. Cuando mi hijo menor tenía dos o tres años, al decirle que le amábamos, su respuesta era decirnos, “amooo, más que tú.” Por lo que si se tratara de una competencia “sana”, a las personas que son parte de mi vida, a esas que amo con una intensidad inmensa que a veces no puedo describir, a esas que no importa si son niños, mujeres, hombres, les diré que les amo más. Porque cuando te toca aprender a destiempo, el verdadero significado del amor, amar se convierte en un estilo de vida, y se tiende a amar en inmensidad; o sea más.