sábado, 18 de octubre de 2014

Una vida caóticamente hermosa

En estos días tratamos de despejar la mente y nos salimos de la rutina. Una de las paradas del "journey" de ocasión fue la playa. Mi esposo y mi hijo se habían alejado bastante del área ya que buscaban caracoles para ayudarme en mi hobbie de hacer bisutería. Mientras el pequeño y yo nos retuvimos en la orilla. Sin embargo, al rato decidimos emprender el viaje y seguir a los Janes*. En el camino, que fue bastante largo, noté una particularidad. Eran muy raras las veces en que las huellas de mi chico quedaban detrás de las mías. Mis huellas, enormes comparadas con las de el, casi siempre quedaban atrás, al lado o entre medio. Mientras veía ese patrón pensaba que nunca he estado separada de el. Desde el día en que nació y supe que tenía una condición de salud no nos hemos separado, salvo las noches que ha dormido en el área de intensivo cardiovascular y dos noches que durmió en casa de su abuela, luego de que la misma se sintiera suficientemente segura como para cuidar de él. 

Sentí por un momento que ese patrón de huellas de una forma hacia constar que mi hijo está protegido por mi, de cierto modo. Que nunca esta solo, que siempre le acompañaré. Sin embargo, mientras continuábamos el camino hacia su padre y hermano recordé todo lo que hemos vivido y lo que ha vivido. Tristemente en lo perdida de mis pensamientos, tengo que dar por sentado que mi hijo no es a prueba de golpes, enfermedades y situaciones. Aunque siempre esté allí, no siempre voy a poder hacer algo positivo al respecto, y no debo sentirme culpable al respecto.

A la condición de Ian tengo que añadirle un retraso en el desarrollo, ver etapas fuera de tiempo. Ver unos logros a fuerza de terapias. Lo he tenido que ver mientras convulsa por una fiebre que explotó minutos antes. Y he tenido que pelear con médicos que lo ven bien por fuera pero no entienden que tiene algo roto por dentro. He tenido que hacerme amiga de la cortisona y del repelente de mosquitos porque ha salido alérgico a las picaduras. He tenido que lidiar con su alto tono de voz y con una hiperactividad que sé nunca podré controlar con medicamentos. Más aún, he tenido que colocar en una balanza sus ganas de vivir con mis miedos y sus ganas pesan mas. Sin embargo, en lo caótico de todo esto, siempre surge lo hermoso. 

He aprendido a leer mas, sobre su condición, sobre su desarrollo. He aprendido a ver diversión en la lectura de un cuento infantil y a llenar su gaveta de libros. En su imaginación soy una heroína rubia despampanante de Marvel y gracias a esa cortisona me compara con una ambulancia de unos dibujos animados que se encarga de curar a  otros autos con una crema blanca. Soy la "sobadora" oficial para sus dolores, aunque algunos no se arreglen así. Soy su voz, aunque le estoy enseñando a expresarse por si mismo. Quizás eso es lo que a veces permite que mis miedos me sacudan. Sin embargo, aunque a veces quisiera una mejor vida para mi hijo, donde los miedos no tienen permiso de entrada, amo esta vida de madre, pero les confieso que la quiero mas hermosa que caótica. 

miércoles, 18 de junio de 2014

And the Oscar goes to...

Y me imagino entrando con mi traje de "pendejuelas" largo, caminando torpemente por la alfombra ¿verde neón? ¡Claro! Si la idea es brillar, dejar ciega a la gente. Porque luego de las circunstancias vividas, es obvio que bien pudiera pasearme por la alfombra, dándome golpes de pecho, con las lagrimitas prefabricadas. Con el orgullo a cien para recibir bien prepotentemente mi estatuilla de superación. Pero sepa mi gente, que yo no me supero, yo fluyo, con la vida, con las circunstancias, con lo que hay. Usted quiere que la vida no lo aplaste, pues fluya.

¿Quieren saber quien debe caminar por mi maravillosa alfombra verde neón? Pues justamente cosas que no caminan, pero viven, no en mi, o si quizás, bien profundamente. Una de esas cosas que deben recibir una estatuilla de superación, son las neuronas de mi hijo menor. No es fácil firmar un papel que te diga que la anestesia durante una cirugía puede afectar el funcionando de tu hijo y menos cuando lo tienes que firmar 3 veces en diferentes etapas de la vida del mismo.

Haciendo también su entrada, tenemos las pijamas, luego de pasar por un proceso de re invención, ya que debían acompañarlo a su segunda cirugía, se retiran luego de dos años y un estirón. No sin antes recibir el premio a la mejor compañía durante sus momentos difíciles.

Entrando de forma coqueta, tenemos la capa de hierro que cubre el corazón de Ian. Nadie la ve, no sale en los ecos y no perturba los electros, pero nos consta su existencia, sobre todo por soportar un muchacho vivaracho y feliz, con unos "pocos" arranques de carácter.

A paso un poco más lento, va entrando el conformismo de mi hijo mayor. ¿Y por qué hay que premiarlo? Porqué no es fácil esta convivencia y a pesar de que a veces él no responde de la mejor manera a las situaciones, nos consta que hace su mayor esfuerzo por ser feliz, aún en las circunstancias. Lo acompaña elegantemente su déficit de atención, ese que le ayuda a superar las muertes de los peces, los abuelos ausentes, los arranques de su hermano y los regaños de sus padres.

La vida parece a veces constar de una alfombra con una tarima al final con premios, pareciera que sí no hay un "treat" no encontraremos la fuerza para superarnos. No comprendemos que no es cuestión de superarse así nomás. Es cuestión de saber y entender que sí uno no se lleva la vida por delante, ella se lo lleva por delante a uno. Este "journey" no se basa en superar la vida por un premio, se basa en ver la vida como uno.

domingo, 23 de marzo de 2014

¿Y por qué un súper héroe?

Wow! No entro por aquí desde diciembre, unos 3 meses mínimo. Esperen, voy a barrer un poco las esquinas, esto esta lleno de telarañas, tantas como las que tenían los compartimientos de mi cerebro que se negaban a producir algo que no fuera una descarga a mi sentidos. Así que por tres meses me negué a escribir, y me dediqué a anudar. En este tiempo me he dedicado a callar mi sarcasmo, y trabajar mi frustración y ansiedad haciendo pulseras de nudos. Pero el cuerpo ya pedía hacer algo más que nudos y aquí estoy nuevamente; escribiendo.

Solo que esta vez voy a escribir sobre mi hijo menor; para variar. 
Ian cumplió 5 años el 17 de marzo, y llevaba una lucha existencial primero, porque me era meritorio celebrar tal acontecimiento. En la corta vida de mi hijo es esencial, no celebrar puramente años, hay que celebrar vida. Celebramos cada día porque respira, celebramos cada 23 de noviembre porque superó su primera cirugía, cada 4 de junio por haber superado su primer cateterismo, cada 29 de agosto por haber batallado su segunda cirugía. Entonces eso contribuyó a tener entonces una lucha existencial del tema para el cumpleaños. 

Recordé tener aún una camisa, gorra y delantal de cuando su hermano mayor cumplió justo 5 años y sé lo celebramos de Thomas el tren e Ian ama los trenes, pero lo descartamos. Pensamos en los minios, porque están de moda y a Ian le encanta la película " Despicable me", pero también lo descartamos, además eso conllevaba demasiado colorante amarillo. Entonces recordamos que Ian tiene una fuerte fijación con los superhéroes. Que ha llegado incluso a determinar un héroe para cada miembro de la familia. Así que luego de hacer un "search" en el vicioso Pinterest determinados que la decisión más sabía sería celebrarle un cumpleaños de superhéroe a nuestro auto denominado Capitán America. 

¿Y por qué un superhéroe? Tengo que ser bien clara en que Ian no tiene ni una remota idea de la lucha que el vive día a día. Que sus luchas se determinan desde el hecho de que es un vivaracho muchacho que tiene mucha energía. Quizás cuando sea un adolescente entre en esta crisis de odio hacia su condición de salud u odio hacia mi por haberlo "parido" así. Hasta ahora muestra su cicatriz más por pedido que por orgullo y no sabe a ciencia cierta que función tiene su corazón y porqué es tan importante. Pero eso no quita que para la mayoría de las personas sea un héroe, un guerrero, un campeón. Y es que en su inocencia el nos enseña que se puede salir de cualquier cosa. Que ser feliz vale para que las cosas salgan bien, aún cuando el villano siempre este en su pecho. 

Y aunque quizás por el momento me vea el a mi como su heroína ( me compara con una rubia despampanante, llamada Mrs. Marvel) mi fuerza siempre será un reflejo de la de el. Porque el lucha diariamente porque le doy fuerza, pero su lucha es la que me llena de energía.