Desde ayer 30 de diciembre de 2011 vengo arrastrando una disyuntiva, no sé si quiero salir a celebrar la llegada de un nuevo año. Y es que este año para mí ha tenido su sosera. Si, si he tenido momentos buenos, si, si tengo que agradecer eso. Pero seamos sinceros todos esperamos con ansias el punto de las 12 am del 31 de diciembre para hacer resoluciones nuevas y esperar que todo lo negativo del año anterior se vaya. Y en el justo momento en que llegan las 12am y comenzamos ese proceso de abrazar y besar a todos los que están a nuestro alrededor es que soltamos esas lagrimitas. Esas que no sabemos distinguir si las soltamos porque al fin el año se fue, o si es que así de una vez limpiamos nuestro sistema y pensamos que sacamos lo que nos falta. Como si al sacarlas de nuestro cuerpo pasáramos un proceso de purificación y nos reinventáramos.
Yo soy de las personas que pienso en las personas que hubiera querido tener en mi vida y que no llegaron o se fueron. Y me suelto mi lagrimita de tristeza por esa gente. Lloro porque quisiera que mejores cosas pasaran en mi vida, en la de mis hijos, en la de mi familia. Y me da miedo que el año nuevo que entra sea igual que el que me deja. Aunque les voy a ser sincera, nunca había querido que un año se fuera tanto como este. No sirvo para hacer resoluciones, no las cumplo. Este año me dedicaré a pedir, no se asusten, no es nada material.
Este año quiero un cerebro nuevo y no, no es para mi hijo mayor. Aun cuando su condición nos trae de cabeza, incluyéndolo, debo aprender a trabajar con ella y enseñarle a él lo mismo. Quiero un cerebro nuevo, porque el que tengo ya tiene varias neuronas en mal funcionamiento y ya no tiene espacio para tanto pensamiento. Quiero uno que me permita analizar mejor mis decisiones y que el área de creatividad nunca me falle.
Quiero un corazón nuevo y no, no es para mi hijo menor. El corazón de mi hijo me enseña a que se puede ser feliz, tener energía y un gran carácter. Quiero un corazón nuevo porque el mío está cansado de tanto dolor, de tanta tristeza, de tanta angustia. Ya no aguanta una cicatriz más. Quiero un corazón que aprenda a sentir en cada latido la felicidad del amor que me brinda la gente que me quiere de verdad.
Quiero una fuerza de voluntad nueva, la mía gusta de salir a vacacionar y me abandona cuando más la necesito. Quiero una hogareña que no tema mis altas y bajas y que se quede conmigo cuando más la necesito. Quiero una pizca más de paciencia, la que pierdo cuando no logro comprender el porqué de las cosas. No mucha, tampoco quiero perderle la importancia a lo que realmente lo merece. Quiero más orgullo, el que no tengo cuando me desvivo por querer agradar a una persona solo por hecho de que sepa que existo. Sé que existo y con eso se supone que es suficiente. Quiero más fe y mas esperanza, para saber apreciar cada cosita pequeña que sucede en mi vida que a veces puedo catalogar como insignificante pero que si le doy la importancia adecuada serán de bendición en mi vida. Quiero ser mas agradecida, con las personas que sacan de su tiempo y me dejan saber de su existencia y que aun algunos sin conocerme me demuestran un cariño infinito y me demuestran que con mis altas y bajas soy importante para ellos.
Y por ultimo quiero energía, para lograr ser lo suficientemente productiva para mí y para mi familia. Y seguir siendo ese motor de arranque para cada persona que piensa que yo puedo ser un cambio en su vida. Mi resolución con lagrimas o no será vivir con cada cosa que pida a plenitud sea feliz o no. Porque no importa como llegue este nuevo año. Como lo viva siempre dependerá de mí.
Yo soy de las personas que pienso en las personas que hubiera querido tener en mi vida y que no llegaron o se fueron. Y me suelto mi lagrimita de tristeza por esa gente. Lloro porque quisiera que mejores cosas pasaran en mi vida, en la de mis hijos, en la de mi familia. Y me da miedo que el año nuevo que entra sea igual que el que me deja. Aunque les voy a ser sincera, nunca había querido que un año se fuera tanto como este. No sirvo para hacer resoluciones, no las cumplo. Este año me dedicaré a pedir, no se asusten, no es nada material.
Este año quiero un cerebro nuevo y no, no es para mi hijo mayor. Aun cuando su condición nos trae de cabeza, incluyéndolo, debo aprender a trabajar con ella y enseñarle a él lo mismo. Quiero un cerebro nuevo, porque el que tengo ya tiene varias neuronas en mal funcionamiento y ya no tiene espacio para tanto pensamiento. Quiero uno que me permita analizar mejor mis decisiones y que el área de creatividad nunca me falle.
Quiero un corazón nuevo y no, no es para mi hijo menor. El corazón de mi hijo me enseña a que se puede ser feliz, tener energía y un gran carácter. Quiero un corazón nuevo porque el mío está cansado de tanto dolor, de tanta tristeza, de tanta angustia. Ya no aguanta una cicatriz más. Quiero un corazón que aprenda a sentir en cada latido la felicidad del amor que me brinda la gente que me quiere de verdad.
Quiero una fuerza de voluntad nueva, la mía gusta de salir a vacacionar y me abandona cuando más la necesito. Quiero una hogareña que no tema mis altas y bajas y que se quede conmigo cuando más la necesito. Quiero una pizca más de paciencia, la que pierdo cuando no logro comprender el porqué de las cosas. No mucha, tampoco quiero perderle la importancia a lo que realmente lo merece. Quiero más orgullo, el que no tengo cuando me desvivo por querer agradar a una persona solo por hecho de que sepa que existo. Sé que existo y con eso se supone que es suficiente. Quiero más fe y mas esperanza, para saber apreciar cada cosita pequeña que sucede en mi vida que a veces puedo catalogar como insignificante pero que si le doy la importancia adecuada serán de bendición en mi vida. Quiero ser mas agradecida, con las personas que sacan de su tiempo y me dejan saber de su existencia y que aun algunos sin conocerme me demuestran un cariño infinito y me demuestran que con mis altas y bajas soy importante para ellos.
Y por ultimo quiero energía, para lograr ser lo suficientemente productiva para mí y para mi familia. Y seguir siendo ese motor de arranque para cada persona que piensa que yo puedo ser un cambio en su vida. Mi resolución con lagrimas o no será vivir con cada cosa que pida a plenitud sea feliz o no. Porque no importa como llegue este nuevo año. Como lo viva siempre dependerá de mí.