jueves, 16 de agosto de 2012

Miércoles

Odio los miércoles, así, como con pasión. Quedan justo en la mitad de la semana, empiezan más temprano y terminan mas tarde. Me traen recuerdos dolorosos. Un miércoles me vendieron un sueño, supe que Jan tenía  discalculia, y que Ian tenía el corazón roto.

Los miércoles tengo que cruzar un pedregal hacia la escuela de Jan y correr una autopista para llegar al cuido de Ian. Un miércoles el lacio de mi pelo rizado empieza a sufrir. Las tacas me matan los pies y mis estudiantes están más activos que nunca. 

Un miércoles, recordé que fue la primera operación de Ian, un miércoles será su segunda cirugía. Y tratando de organizar mi mente, un miércoles me di cuenta que ya no tengo depresión, aunque si una ansiedad de madre, un miércoles pude notar que la ropa ya no me queda como antes.

Un miércoles sentí la necesidad de huir y de gritar, de sacarme de encima todo el dolor y el duelo que cargo. Quise trabajar una auto terapia, pero las musas no me funcionaron, y las neuronas se cansaron.  Un miércoles no me encontré, porque estaba completamente pérdida en mí. Un miércoles a punto de cruzar la línea fina de la insanidad, el reloj tocó las 12am y gracias a Dios fue jueves.

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