Esta vez se me ha hecho increíblemente difícil
procesar el hecho de que debo explicarle a Ian por lo que va a pasar. A la vez,
temo, que si se lo explico ahora, ya para el día de la pre admisión y la admisión
lo haya olvidado, o por el contrario que no quiera ir al hospital. Sobre todo
porque Ian conoce muy bien, para que es el hospital. En ocasiones nos resulta
gracioso que ante el mínimo dolor, o cuando se arranca los cueritos de los
dedos nos diga, “tengo que ir al hospital.” También durante este proceso, el déficit
de atención y la hiperactividad de Jan se activan a su máxima potencia,
logrando que a su vez, mi paciencia llegue al límite. Cuando me siento en el sofá
de mi casa, a permitirle a mi espíritu que choque con las paredes, me pregunto:
“¿Qué carijos les pasa a los adolescentes cuando sin medir consecuencias
empiezan a traer muchachitos al mundo?” Creo que voy a realizar una propuesta
de cuido de mis hijos para adolescentes, luego de un día con mis criaturas, no
solo tendrán una experiencia religiosa, es casi seguro que se les va a quitar
el deseo de “meter las patas” o al menos se comprarán un bendito condón.
Junto con todas las situaciones que hay que
analizar, tenemos el hecho de que mi esposo y yo pertenecemos a la clase media
del país. La cual para la mayoría resulta como acomodada, pero la realidad es
que no podemos darnos el lujo ni de tener cable TV. Así que cuando los médicos nos
hablan de cateterismos y cirugías, rápido aparece una brigada de buena gente y
en menos de lo que nos imaginamos, estamos en una cancha alimentando al publico de un
juego de baloncesto, o en un parque aportando al hígado de los jugadores de
softball.
Tengo que dejar claro, que para este último
torneo, pude disfrutarme grandemente, la calidad humana de muchas personas. El
cielo estaba negro y nos encontramos a punto de cancelarlo todo. Pero la
perseverancia de quien quería ayudar pudo más que las nubes grises. Me consta
que muchas personas en su pensamiento elevaron su cara al cielo y soplaron para
que esas nubes grises se movieran y el Señor nos regalara un sol brillante, que
seco el parque y que permitió que 6 equipos, no solo se divirtieran, sino que
demostraran su gran deseo de ayudar a mi hijo. En ese torneo, aun cuando la
gran mayoría eran adultos, pude ver que solo por ayudar, se separan los niños
de los hombres. Ese día pude ver que mi país puede sobrevivir, porque está
lleno de gente buena. Ese día por mi hijo, el que llegó, ayudó, cooperó,
participó, tenia bien presente el mensaje del anuncio de Coca- cola©. Ese día todos por Ian, jugaron a que
el mundo los necesitaba.
A las personas buenas les pasa cosas buenas! :) solo hay que creer que todavia existe un mundo mejor...
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