domingo, 26 de agosto de 2012

Fantasía vs. Realidad

Cuando comenzamos a buscar una forma de entretener a Ian mediante el uso del televisor, escogimos nada mas y nada menos que a Thomas y sus amigos. Esos trenes son la fantasía de cualquier niño, ya que con sus caras "amistosas"  pueden socializar, cantar y enseñarte muchas cosas. Considerando que mi mente no es muy prodigiosa, a veces me resulta sorprendente de como Ian los conoce a todos por sus nombres.  Cuando nos tocó hacer la preadmisión, teníamos planificado, que llevaríamos a Ian y a su hermano a dar una vuelta en el Tren Urbano. Seria la segunda vuelta para Jan, pero la primera para él. En ese momento Ian experimentó a su corta edad, la diferencia entre la realidad y la fantasía. Para empezar el tren no era como el lo conocía, incluso puedo llegar a creer que tampoco se lo imaginaba grande. Para completar el mismo aceptó que el tren no hacia " chucuchucuchu".

Muchas veces según vamos experimentando nuestro crecimiento, chocamos mucho con las fantasías y las realidades. Para toda mujer, o al menos la mayoría, es una fantasía tener un bebe. Pero cuando esa criatura nace y comienza a llorar cada 2 horas, y a veces incluso no sabes porque, la realidad se nos hace dura. Y solo podrá entenderte una madre con experiencia, o una que este en la misma línea que tu. Por eso soy muy cuidadosa a la hora de dar cátedra, sobre como una madre educa. Porque yo solo puedo dar fe de mi realidad, no la de los demás.

Mientras recordaba la cara de Ian ante su nueva experiencia y veía a los dos chicos disfrutarse la vuelta en el tren, recordé que cuando estábamos en el hospital, Ian era el único menor haciéndose estudios. Cuando esperábamos nuestro turno para el electrocardiograma, salió un caballero bastante mayor, supongo que lo acompañaba su hija. Este señor experimentó con Ian un momento de fantasía vs. realidad. Mientras lo observaba, no se cansaba de piropear al pequeño, imagino, habrá recordado a sus propios nietos. Puedo jurar que a ese señor le brillaban los ojos mientras observaba el ánimo de Ian y le acariciaba el pelo. En ese instante, me hizo la gran pregunta :"¿ El no es el que viene a hacerse estudios verdad?' Mi contestación logró un cambio de fantasía a realidad, y pude notar como los ojos le dejaron de brillar y como su semblante cambió. Su tristeza me dolió, y me hizo recordar que vivo la fantasía de que esto sea un sueño, pero mi realidad no me permite cerrar los ojos. Que mi fantasía seria que mi hijo no tuviera el corazón roto, pero en mi realidad, supongo, que necesitaba esto para aprender a entender, a vivir, a superar. Cometí el error de no sacarle una foto a ese caballero con Ian, de no darle mi número de teléfono, de preguntarle si lo vería en el hospital en estos próximos días. Debí buscar la forma de mantener contacto con él, porque cuando Ian se mejore de su cirugía y vuelva a vivir la realidad  de mostrar su voluntad tan fuerte, nada me haría mas feliz, que ver el brillo en los ojos de ese caballero. El brillo de la felicidad de pensar y ver, que aun con las circunstancias, la realidad, MI realidad, es que mi hijo es un niño sano.

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