He
tenido una semana difícil, extremo difícil, para ser sincera. Y ha sido
paseándome por mi biblioteca, esa que
guarda los recuerdos y los muchos capítulos hechos libros, donde todo se ha
puesto peor. Pude sentir adentrándome en ciertas historias el flagelar de mis
fantasmas. Sin embargo, queriendo olvidar unas historias con otras, he notado
el santo desmadre que se ha formado. Mi biblioteca, que irónicamente, está al
lado de mi pedestal ha sido víctima del inclemente paso de un huracán de
sentimientos y emociones. Quizás se puede deber a que mi biblioteca está
demasiado ligada a las personas que adornan mi pedestal. Cuando decidí hacer la
inversión en “crazy glue”, tomé otra determinación, coloqué un poco de ese
maravilloso líquido en la base de algunas de mis personas. Pero, he notado que
algunos tienen un material poroso, inmune al pegamento y sin importar que tan
lastimada yo termine con el proceso; ellos insisten en caerse.
Y así ha sido el desmadre que he encontrado
en mi biblioteca, libros rotos, descompaginados, sin portadas, sin personajes,
desaparecidos. Imagino que en algún instante de mis “sweets and sours moments”
me perdí y no noté, que varias páginas se rompieron, otras pasaron, varios
capítulos han quedado inconclusos, algunos se terminaron, y uno que otro libro
se ha cerrado, y lo peor, también alguno se ha perdido. Lo triste del asunto es
que con cada proceso se cayó, rompió, perdió una que otra figurita de mi
pedestal. ¿Qué lo hace más doloroso? Nadie me dijo me voy, se acabó, nadie dijo
adiós. Es ahí donde pienso y me culpo, ¿en qué fallé? Mientras trato de
contestar esa pregunta, de la cual hace mucho tengo respuesta, pienso también,
en la habilidad que tengo para confiar, creer, querer, amar. La facilidad con
la que puedo sentir empatía y dar de mí a los demás, para que vean que no están
solos. Pero definitivamente, en algo
debo estar fallando.
¿Y si
reviento el pedestal?, ¿y si clausuro la biblioteca?, ¿qué tal, si dejo de
creer, de confiar? Quizás, hacer un “downloading” egoísta, me ayude a separar lo que creo ser de lo demás. Quizás,
pensando en mí y menos en los demás, o en lo que creen los demás; puedo ver la
vida en otro sentido, de otra forma. ¿Y
si dejo de esperar? Pero, es que se me hace cuesta arriba, porque algunas de
mis figuritas de la nada me sorprenden. Son esos detalles, los que me dejan en
vilo y vulnerable ante los golpes de sentimientos. Lo más difícil, de buscar
respuestas ante tantas preguntas, es discernir la importancia que merecen esos
eventos por los que paso. Entonces, entre tanto pensamiento y análisis, puedo
llegar a comprender, que mantener un pedestal y una biblioteca implica crecer.
Y crecer, a su vez, implica madurar y madurar te enseña que tienes que entender
que las figuritas se tienen que caer y los capítulos con sus libros se tienen que cerrar; sin
explicaciones. Ya llegaran otras personas, se escribirán otros capítulos. Si
quiebro el pedestal, ¿dónde me acomodo yo, mis hijos y la gente que nunca me
abandona? Si clausuro la biblioteca, ¿dónde quedan las buenas historias que
puedo recordar y contar a mis hijos?
La inversión de “crazy glue” sigue en pie. La
idea de seguir pegando mis figuritas es una determinación. Mi biblioteca
seguirá abierta, junto al pedestal, no puedo asegurar si continuará funcionando
para el que se va, pero si estará 24/7 para el que se queda. Bienvenidos a su reinauguración,
tome asiento y disfrute de una buena historia.
Ainss linda, me gusta el cariz que ha tomado esta entrada a lo largo de su gestación... Sí, empecé creyéndote otra vez caída, pero me he alegrado cuando al llegar a la parte final he podido observar que no, que estás más firme y segura que nunca, que concluyes sabiendo lo importante y lo que te mantiene en pie.
ResponderEliminarLas personas vamos y venimos, nos encontramos en los caminos, nos abandonamos y reencontramos, pero quien nunca, nunca te abandona eres tú y tu esencia, y por tu gente sólida, por quien de verdad son los tuyos, debes amarrarte y ser fiel a tu persona.
Besitos mil!