viernes, 9 de marzo de 2012

Tachando y reescribiendo

Quiero escribir, pero mis musas están jugueteando en mi cerebro. Y es que no es solo querer escribir, debo sentir lo que quiero escribir. Se me han amontonado los sentimientos y las circunstancias y en medio de una semana de sentirme en el éxtasis de la felicidad, se me ha “bajado la nota” y me está haciendo compañía la migraña. La carga en los hombros de momento pesa, el corazón se me aprieta, la cara se me desencaja y mi voluntad que esta vez me ha acompañado por bastante tiempo se me “escurre” por los dedos de las manos. Los deseos de escribir se duermen y mis letras pierden sustancia. Me lleno de dudas si es que el talento solo funciona en ocasiones. Quizás esta semana el acumulo de circunstancias ha influenciado mucho. Las musas a veces me han dado el “pie forzao” para comenzar un tema y en el momento más importante del escrito, me veo involucrada en mi propio bla, bla, bla. Llenando la libreta de tachaduras para comenzar de nuevo.
Y es que últimamente mi vida se ha convertido en letras que en ocasiones pierden sentido, donde pienso que tachando lo que no me gusta, he intentando hacer las cosas de nuevo con otro sentido, quizás las cosas saldrán mejor. Pero a veces no resulta. No resulta, porque tachar sobre un papel es fácil, pero tachar un sentimiento o un error duele. Cuando entiendes que tachar sentimientos o errores es una decisión sabia, tienes que tener la conciencia de que el resultado puede ser positivo o negativo. Sobretodo debes tener en cuenta que el proceso de tachado puede ser doloroso y dejar marca. Querer tachar y reescribir una historia puede ser parecido a una película futurista, donde volver al pasado o ir al futuro podría desencadenar cambios a veces de cuidado. Existen ocasiones donde rememoro mi niñez, momentos donde cierro los ojos y digo para mí: “Dios, que abra los ojos y tenga 6 años por favor”. Pero no, cuando abro los ojos me encuentro; para mi realidad, en el mismo lugar con los mismos 35 años. Y para bien o para mal, tengo que vivir con eso. Hay días, no lo voy a negar, que parece productivo, que me gusta, que lo disfruto. En otros días, me doy el permiso de llorar, de sufrir, de darle entrada a la migraña y a la anorexia. A dejar que mi cuerpo, mi mente y mi corazón pasen el proceso de sufrimiento del momento. Me molesta, pero es un proceso obligatorio en todo ser humano.

Tachar parte de una historia solo porque no me gusta o no le encuentro sustancia, es fácil, si está plasmada en un papel. Tachar parte de mi historia, solo porque la vida no me trata como quiero, es difícil, porque cada experiencia de mi vida sea negativa o positiva tiene una razón. Hasta los errores más grandes y dolorosos tienen algo que enseñarme. Reescribir una historia utilizando todo lo aprendido puede ser a veces cuesta arriba. Reescribir una historia no hará que no vuelva a cometer errores, no hará que sufra menos; aun cuando conozca las causas de mi dolor. A veces, no estoy tan segura de querer tachar ciertas cosas. En gran medida, porque me conozco y suelo cometer el mismo error en el mismo lugar creando un gran borrón. A veces no creo estar tan segura de querer reescribir mi historia. Porque mirando bien, quizás no es la más divertida, ni mucho menos la más interesante. Sin embargo, ha tenido frutos y momentos gratificantes. Eso sí, el día que sienta que las letras que componen mi vida no tienen sustancia; voy a hacer algo más inteligente que tachar. Voy a reescribir mi historia a lápiz y las circunstancias las borraré con una gran goma Lion.

3 comentarios:

  1. Me gusta perderme en tus reflexiones, en tu bucear en ti misma. Me encantaría ver un poco más de alegría en tu vida, siento que siempre hay un fondo de tristeza, pero la vida no es siempre de color de rosa, o nuestros ojos (con tanta historia, con tantas imágenes que se nos cargan sobre los hombros), al menos, se resisten muchas veces a verla así.

    Te mando un gran abrazo.

    Reescribe, sí, pero procura que el papel sea reciclado ;)

    ResponderEliminar
  2. Amiga yo quisiera BORRAR los ultimos 22 años de mi vida. Y si tuviera la oportunidad de reescribir, le regalaria el lapiz a DIOS y haria un contrato con ÉL de no tocar o mueres, para no tener la tentacion de escribir para mi, pq siempre meto la pata. Me encanta el tema!!! Si hubiera la minina posibilidad de que se pudiera, yo fuera muy feliz...

    ResponderEliminar
  3. Como Kym, yo también quiero ver la alegría de tu vida, porque a veces siento que no es tuyo el papel que escribes, si eres capaz de reflejarte de forma tan linda en una fotografía...
    Creo que en la vida no hay que tratar nunca de tachar las experiencias, sean como sean,porque al fin y al cabo, nos han hecho ser como somos...
    Ahora mismo no sería lo que soy sin ellas, no podemos renunciar a ellas, forman parte de nosotras. Hay que superarlas, verlas por encima, desde otra posición, sin rechazarlas, sobrellevándolas y alegrándonos por lo que han sabido sacar de nosotras.
    Un abrazo!

    ResponderEliminar