lunes, 12 de marzo de 2012

El deporte de vivir

No soy amante al deporte. Para ser sincera, creo que la genética de mi familia no desarrolló esa área. No recuerdo de mi pequeña familia, alguien que fuera deportista. Mi hermano, no se bajaba de su bicicleta, pero no era ciclista. Puedo recordarlo con su recorte ochentoso, sus wranglers bien pegados y unos converse, correr y correr sin parar su “camella”. Yo tardé mucho en aprender a correr bicicleta, de hecho, todavía no sé correrla bien. Todas las veces que intenté practicar otros deportes, el resultado era fatídico. En voleibol, la bola me rebotaba en la cara, no lograba ni un “killeo” ni por gracia divina. En baloncesto, nunca aprendí a “driblear”. En natación, creo ser el único ser humano que no flota. Insisto, la genética, la parte deportista la saltó al momento de mi creación.
Sin embargo, hay un deporte que practico a diario, igualmente ha tenido sus momentos fatídicos, pero algunas veces me he anotado mis buenos puntos; vivir. Lo difícil de este deporte es que a veces soy la deportista, otras tanto la espectadora. Así, es nuestro diario vivir; puede ser un escenario, o un campo de deportes. Estos últimos meses, lo he visto como un deporte. Y es que hay días en que termino mas exhausta que si hubiera corrido las 50 yardas de un campo, con todo el equipo puesto de un futbolista. Corriendo detrás de sueños, esperanza e ilusiones de mejores cosas. Tratando de ver o mostrar que tengo una vida difícil, y que alguien debe comprenderlo. Como pretendiendo que vean que no me invento los 12 “rounds” de golpes que a veces siento que no paro de recibir, que me dejan en un “knock out” y no necesariamente técnico. Y es tirada en la lona, donde entonces cambio de posición y me vuelvo espectadora, de mi vida, de la de los demás. Creyéndome que porque lucho, porque tengo situaciones, tengo el derecho a decirle a los demás como vivir su vida. Cogiéndome un “guillecito” a  Madre Teresa de Calcuta, queriendo evitarle a mucha gente una entrada obligatoria al “ring” de su vida, solo porque “entiende yo pasé por eso”. ¿Y qué si pasé por eso? Ser espectadora de mi vida o de la vida de los demás, incluyendo la gente que quiero, no me da el derecho a decir, a juzgar. Es bien fácil estar sentada en la gradas y decirle a los demás no sufras, no llores. O por el contrario, sentirme tan “beata” como para juzgar que tan bien o mal están las acciones de los demás.

 Cada persona nace con un don para el deporte, ya sea para practicarlo o comentarlo y como tal; deben saber cómo practicar el deporte de vivir, así como ser espectador de su propia vida, juzgándose a sí mismo si es necesario. Como todo deporte, no puedo negar que a veces necesitamos de un entrenador o un réferi que nos dirija o nos recuerde las reglas del juego, mas no necesariamente un juez que determine como termina nuestra competencia. A veces preferiría sentirme en el “trance” de una música suave en una pista de patinaje; sin caídas. O relajarme en medio de un nado sincronizado sin tragar agua. Pero el deporte consta de hacer mejor las cosas, según se cae, según se recibe el golpe, según se gana o se pierde. La lucha sigue, porque la meta es ser mejor y ganar. No voy a enganchar los guantes, no dejaré de correr las miles de yardas del campo, aun cuando me toquen la campana o me saquen la tarjeta amarilla. Si eso sucede, me volveré espectadora y desde las gradas le gritaré al árbitro: “¡Deja de juzgarla, ella solo quiere ser mejor y ganar!”

3 comentarios:

  1. Estoy segura de que debe haber algún deporte que se te de bien a parte del de vivir. En mi familia todos hacemos deporte. Bueno, yo tengo mis rachas y luego por cualquier razón lo dejo, pero siempre vuelvo jajaja
    Un besote y a vivir! ;)

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  2. ¿Realmente te parece poco deporte el de sobrevivir a nuestro día a día?
    Cada día llegamos a meta, sí, llegamos, unas veces agotadas, exahustas, vencidas e incluso derrotadas, pero llegamos. Otras veces lo hacemos exultantes, ganadoras, arrebatadoras y líderes...
    Pero si llegamos, al fin y al cabo, ¿no debemos sentirnos felices por no haber caído derrotadas? ¿por no haber desistido en continuar? ¿por no haber abandonado?
    Yo personalmente soy deportista de la vida, que no física, jajaja, pues yo no heredé esos genes de mi padre tampoco... y si ejerciendo tal deporte debo alentar a quien corre a mi lado, lo hago, no con mayor intención que la de animar desde la perspectiva de una mera corredora más...
    Besitos linda!

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  3. No sabes cómo he disfrutado este escrito! Me has hecho soltar una carcajada cuando dices "creo ser el único ser humano que no flota". Marta escribes de una manera genial y tan amena que ya quisiera yo hacerlo en un día de fiesta... (mañana estaría bien que es festivo por acá ;)
    Sí, la vida es como un pentatlón corre, nada, anda en bici, escala y vuelve a correr, totalmente de acuerdo contigo y también en que todos los juegos en los que está involucrado un balón invariablemente acabo diendo atacada por el mismo, en eso coincidimos también, además de que le tengo miedo a todo balón en movimiento jajajajaja
    Te repito, me encantó tu escrito! Un Abrazote!
    Martha

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