jueves, 16 de febrero de 2012

Despeinada

Esta semana estoy despeinada, despeinada y feliz. Luego de varios quiebres de figuritas de mi pedestal y de hacer que mi mente pasara por un momento de catarsis, decidí con una escobilla, acumular las cenizas del fénix que vive en mí. Y con esto, ponerme los pantalones en mi sitio y decirle a esa bendita ave, que reviviera o reviviera. Lógicamente eso no significa que no vuelva a experimentar esos momentos azules de los últimos meses. Tampoco es saludable ser solamente feliz. Los momentos de desesperanza, pena, dolor y decepción nos ayudan a crecer, aprender y buscar estrategias para resolver las situaciones diarias. Incluso nos ayudan a tener más fe en nosotros, menos en los demás humanos y muchísima más en Dios.

Andar despeinada esta semana ha ayudado a mi fuerza de voluntad a verme más natural, más de lo que verdaderamente soy. A darse cuenta que muy dentro de mí hay algo bueno que con su ayuda puede salir. Siempre he dicho que cuando estoy despeinada soy otra. Esa es la que deben conocer mi fuerza de voluntad y mi ánimo juguetón. Porque andar despeinada me hace más humilde, con menos necesidad de pintarme la cara y con ansias de andar en “flip flops”. Despeinada puedo disfrutar más de las pequeñas cosas, como las gotas de lluvia que caen en mi cabello libremente y que recibo sin preocupación. Disfrutar grandemente del mar y el sol que tuesta cuando voy a la playa. De los juegos de mis hijos con mis rizos. Y aun cuando amo los martes de “blower”, mientras estoy despeinada puedo ver la vida de otra forma.

Eso me hace recordar que la vida, aun con sus vueltas de montaña rusa, es solo eso, vida. Y que si estoy aquí, es para vivirla. Esta semana el día del “blower” cambió para miércoles y estaré varios días peinada. Pero, esos días pasan volando y volveré a estar despeinada, podré nuevamente disfrutar de las pequeñas cosas. Le hablaré a mi fuerza de voluntad y le diré: -“¡Hey! Sigo aquí, despeinada y feliz, te invito a pasar un gran día.” Y juntas veremos el hermoso volar del fénix que vive en mí.

4 comentarios:

  1. Yo también suelo tener mis días de despeinada jajaja!. Días de abandono y disfrute!. Un besote!

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  2. ¿Despeinada? Somos mujeres profesionales, trabajadoras y las normas de la sociedad en este mundo exigen que debemos tener buena presencia. Para presentarnos a ir a trabajar o a cualquier otra actividad se requiere que nos arreglemos. Sentimos que nos gritan: “vístete adecuadamente, maquíllate y péinate”. Puede ser que las normas de sociedad me hagan sentir la necesidad de estar impecable. Pero la realidad es que la necesidad de ser o estar dependerá en gran parte de nuestro estado de ánimo.
    Si quiero lucir “bien” ante los ojos de los demás me debo sentir bien conmigo misma. No siempre me siento bien conmigo misma sin embargo hay otras ocasiones en que sí y en cualquiera de los casos no tengo ganas de arreglarme así que mejor luzco despeinada. Muchas veces sentimos la necesidad de despeinar el alma, abrirnos al mundo y dejarnos ver cual somos, de esa forma somos más honestas, más genuinas y probablemente por primera o única vez nosotras mismas. Así que, mi querida amiga, si queremos vivir una vida libremente, sin ataduras y sin tener que vivir complaciendo a los demás; ¡vivamos despeinadas!

    Te quiere, tu amiga, Zulma

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  3. Ser feliz es saludable, y ser solamente feliz es imposible... pero cuando consigues que la felicidad cale hondo en ti, siempre podrás sentir esa humedad aún cuando creas que te abandonó...
    Ir despeinada por la vida es al fin y al cabo lo que yo llamo Happy Flower, es decir, segura de ti misma, conocedora de tus pros y contras, de tus virtudes y defectos, pero pisando fuerte al paso, feliz independientemente del contenido y continente del momento existencial por el que pases...
    Lo dicho preciosa, que te veo muy linda, siempre te he visto, pero cada vez te vas poniendo más linda todavía! ✿

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  4. HACE FALTA DE VEZ EN CUANDO ESTAR DESPEINADA !!!

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