martes, 27 de diciembre de 2011

Las expectativas y ese enlace con sentirnos felices

Toda nuestra vida se basa en las palabras esperar, expectativa y esperanza.  Aunque no es lo mismo, claro está, esperar por alguien, tener expectativas de alguien, tenerle esperanza a alguien. Dicen que Shakespeare escribió una vez: “¿Sabes porque soy feliz?, Porque no espero nada de nadie”. Sin embargo tratar de llevar la vida bajo ese dicho no es nada fácil. ¿Y eso por qué? Sencillo, porque conocemos personas que se hacen indispensables en nuestras vidas y rápidamente nos hacemos la expectativa de que nosotros logramos el mismo efecto en ellas. Y empezamos este proceso de espera, expectativa, esperanza. Y por alguna razón, se mezcla la espera con la felicidad.
 Yo sinceramente tengo un gran problema, no se separar las expectativas de mi felicidad. No recuerdo en que parte de mi vida alguien me enseño que una cosa iba ligada a la otra. Eso si después de adulta, mucha gente me ha querido demostrar que las expectativas, la esperanza y la espera no mezclan en lo absoluto con la felicidad. Mis amigos más cercanos y esos sabios que llegan a mi vida, han querido que entienda que para ser feliz, solo debo querer serlo. Sin esperas, sin expectativas. Sin embargo no logro asimilarlo.
Este año en particular ha sido de mucha espera, muchas expectativas y muchísima esperanza.  Y he mezclado tanto las palabras que he dejado mi felicidad a merced de quien espero, de quien tengo expectativa y a quien le tengo esperanza. Sin querer aceptar o querer darme cuenta de que lo importante de mi vida, que tan lejos yo llegue dependerá enormemente de lo que espere de mi misma, la expectativa que tenga de mi persona y la esperanza que yo me tenga. Mi felicidad no depende primordialmente de los demás. Aun cuando yo quiera creer que sí. Mi felicidad dependerá siempre de lo que yo sea capaz de hacer y de las barreras que pueda romper.
No lo voy a negar, siempre esperare, tendré expectativas, nunca perderé la esperanza. Como me dijo una de mis sabias: “Perder la fe, es perder la fe en el amor y a ti te gusta tenerle fe al amor.”No puedo ser como Shakespeare, no puedo sentirme feliz por no esperar nada de nadie. Pero si puedo intentar ser feliz teniendo fe y esperanza en mí. Y entendiendo que las personas a mí alrededor quizás no son como yo, pero que no por eso les debo perder la esperanza. Aunque a veces me duela. Después de todo la esperanza es lo último que se pierde.

4 comentarios:

  1. Bello! Digno de leer y de analizar...nunca pierdas la fe amiga, ni mucho menos la esperanza en tu misma...que al fin y al cabo es lo que importa!
    Lsy

    ResponderEliminar
  2. Dichosos los afligidos,
    porque recibirán consuelo…
    Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia,
    porque será saciada…
    Dichosos los misericordiosos,
    porque Dios tendrá misericordia de ellos…
    Dichosos los que construyen la paz,
    porque serán llamados hijos de Dios.
    - Mateo 5:4, 6, 7,9 Estas palabras de Jesús desafían y alimentan nuestra esperanza. A medida que pasa el tiempo y vemos los acontecimientos que inundan las páginas de los periódicos, nos damos cuenta que lo que nos mantiene vivos y en pie de lucha es la esperanza.
    Sin embargo, tengo que admitir, que las personas en general, al igual que tu, vinculan las expectativas con el grado de felicidad. Las personas tienden a ser más felices si sus expectativas y la percepción de su situación actual están muy cercanas. Pero si nos ponemos analizar no necesariamente es la realidad. Una persona en sus expectativas puede desear tener mucho dinero para obtener todas las cosas materiales que entiende le harán feliz porque así tendrá una “mejor calidad de vida”. Pero es posible que esa persona no logre esa expectativa pero consiga una pareja con la que procree hijos y un trabajo estable que le llenen de satisfacciones al punto de sentirse realizado y por ende, feliz.
    La realidad es que no siempre tenemos lo que queremos ni obtenemos lo que deseamos. Así que, como seres humanos con virtudes y defectos, tenemos que aprender a luchar por lo que queremos sin darnos por vencido y disfrutando lo que la vida nos da. Agradezcamos a Dios por eso. Tu amiga, Zulma.

    ResponderEliminar
  3. Es verdad y se escucha muy bonito, pero cuando la vida se empeña en destruir lo que con tanta FE, esperanza y AMOR vas construyendo, difícil volver a creer, a esperar. No hay fuerzas para comenzar de nuevo. Se va la esperanza, el dolor, el miedo son demasiado FUERTE. Tanto así que se pierde hasta la FE en uno mismo. Es muy complicado, pero sobre todo DIFÍCIL.

    Voy a entrar todos los días y voy a leer el blog hasta hacer el texto mío y volver a tener FE en mi misma... Gracias Marta <3

    ResponderEliminar
  4. No está mal que aspiremos a ser felices con una persona, pero no podemos esperar que todo el mundo perciba nuestras necesidades de afecto tal como nosotros las sentimos. No podemos juzgar lo que hacen los demás a la luz de lo que haríamos nosotros, pues a fin de cuentas somos seres humanos con diferentes trasfondos y con un distinto juego de prioridades. Lo mejor es ser conservador en cuanto a las expectativas y no cometer el error de esperar lo que uno sería capaz de dar.

    ResponderEliminar