domingo, 25 de diciembre de 2011

¿De quien es la culpa?

Nunca le reproche a Dios el haberme dado un hijo especial como Ian, aunque sinceramente ese dicho de Dios da hijos especiales a padres especiales no me gusta en lo absoluto. Porque entonces significa que soy muy especial porque me dio dos. Sin embargo aunque no le reproche a El, cada vez que como hoy 25 de diciembre estoy en una sala de emergencia entro en esta lucha interna de a quien le puedo echar la culpa de tener un hijo como el. Y creanme que la lista es larga. No les voy a mentir, Ian fue buscado y deseado.

Pero esa búsqueda y deseo llegó luego de que yo viera en mi hijo mayor las características de ADHD. Cuando lo lleve a una sicóloga su recomendación fue al punto. Dale un hermano, ¿Como es posible que yo. que tengo un basto conocimiento en el area de educación especial, le pude creer que esa era la solución? Aquí tenemos nuestra primera culpable. Luego Jan mi hijo mayor me miro con una gran ternura, esa ternura de sus 5 años, esa que todavía no las creemos y le dejamos pasar tantas cosas. Y me dijo: "mami, quiero un hermanito". Y entre lo que dijo la sicóloga y la cara del muchachito quede derretidamente convencida. Así que una vez todas las partes convencidas de que traer una nueva criatura al mundo era una decisión sabia nos fuimos manos a la obra. Disculpen la interrupción, Jan es nuestro segundo culpable. Una vez embarazada pase el año escolar mas horrible de mi vida, que aun cuando los médicos dicen que no, tanto estrés me provoco dos amenazas de aborto. Hay tenemos nuestro tercer culpable. ( por razones de HIPPA no puedo entrar en mas detalles). Así que si lo notan el gran guerrero de Ian me ha salido fuertecito desde el principio, así que como estoy en mood de echar culpas, Ian es nuestro culpable numero cuatro.

 Y se preguntaran, ¿Y tu, que te crees? No, yo no soy culpable, yo solo seguí mi instinto, consejos y me cuide mucho mejor que con mi primer embarazo. La realidad es que nadie tiene la culpa de porque Ian nació, como nació. Todos tenemos un propósito positivo en esta vida. Dios, la vida, la naturaleza entendieron que yo podía con el peso, yo pienso lo contrario. Tanto que a veces quisiera soltarlo todo y huir. Pero en el instante que siento que me desmorono, aparecen esas dos caritas. Esas personitas, que aun cuando me roban la energía y me obligan a pintarme el pelo para cubrir las canas verdes, son mi razón de lucha, de vida. Por los cuales me levanto día a día con la intención de lograr algo productivo. Las situaciones que vivo con mis hijos no tienen culpables, la inocencia de mis hijos libera de culpa a cualquiera.

2 comentarios:

  1. Estoy completamente convencida de que tú, y dadas las circunstancias del presente, eres una excelente madre. Quizás te cuestiones: ¿Qué tengo para dejar a mis hijos?. Es la misma pregunta que me hago. La respuesta es la enseñanza y el amor que prodigas a tus hijos. Los lectores de tu blog me sabrán disculpar que hoy hablemos en primera persona. Es que los momentos especiales en la vida nos hacen hablar en voz alta (por no decir gritar). En este caso es tu desesperación la que te hace sentir con las manos atadas. Sientes que no hay posibilidades. Eres una madre incansablemente al cuidado de sus hijos que lamentablemente no tiene una varita mágica que le ayuda a solucionar su situación. Pero tienes que pensar que de un momento a otro serán grandes y emprenderán su vida. Trataremos de hacer lo mejor para que tengan las herramientas para tomar las mejores decisiones, sin embargo, al final serán ellos quienes decidan qué rumbo tomar. No importa que decidan no debes sentirte culpable de sus decisiones así como no debes sentirte culpable de sus condiciones de salud ahora. De lo único que eres culpable es de amar a tus hijos entrañablemente y desvivirte por ellos. Concéntrate en los hermosos recuerdos compartidos de cuando dijeron sus primeras palabras, dieron sus primeros pasos y cuando comenzaron a hacer sus primeras travesuras. Cada vez que te sientas agobiada dales un fuerte abrazo a tus hijos y demuéstrale tu amor.
    Necesitas impregnarte de tolerancia, de paciencia y más que nada de amor sin distinciones. No nos engañemos con falsa ilusiones ni busquemos falsas soluciones que lo único que provocarán es crearnos un conflicto interno que nos mantendrá en un estado de constante necesidad de algo, que no es precisamente lo que imaginamos o buscamos. La tendencia al coraje ante cualquier situación nos crea grandes problemas en el plano personal y es un síntoma que hay que detener. Tienes que romper con los miedos que te agobian que son nocivos para tu salud mental y espiritual. Agárrate del único que te fortalecerá cuando te sientas claudicar: DIOS. Muchas bendiciones a ti y tu bella familia. Tu amiga, Zulma

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  2. Me encanta, la verdad y los sentimientos como son. Es fuerte el tema, pero me parece normal y extremadamente humana la manera en que piensas.

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