domingo, 15 de marzo de 2015

El principito y la flor

El día que subí una foto con mi hijo menor y mi amiga Tata la describió como el principito y la flor, como buena fan del libro "El Principito" ella estaba muy consciente de lo que estaba comparando. A mi en lo personal, me encantó la descripción, sobre todo porque significaba no comparar a mi pequeño con el típico príncipe encantador de las películas de Disney. Y es que ese niño aun cuando ha librado batallas en pos de lo que seria y seguirá siendo su nirvana (estar saludable), no se parece en nada a los príncipes "comunes y corrientes". Con decirles, que el necesitaría que una princesa lo levante, porque le encanta dormir. El es algo así más como ese principito que describe Antoine de Saint-Exupéry en su escrito. Es curioso, noble, perseverante (en ocasiones), aventurero y nunca, nunca renuncia a una pregunta. 

Hace unas semanas comenzamos a leer como cuento antes de dormir "El Principito", gracias a nuestra amiga española Ana que nos lo hizo llegar desde Madrid. Y según voy releyendo cada página, mas me doy cuenta de la similitud de mi principito con el de la historia, y de mis similitudes con su flor. Sin embargo, hay partes en las que siento que yo soy el principito y el mi flor. Incluso hay partes de estos seis años, donde puedo compararnos con el zorro y a su condición con esa serpiente. ¿Por qué pasa esto? 

El martes 17 de marzo, mi principito cumple seis años. En estos seis años puedo decir que mi chico ha tenido aventuras como las del principito, que ha "viajado" a "diferentes planetas" y conocido " diferentes personajes". Se ha topado con adultos incomprensibles, como el rey y el vanidoso del cuento, con algunos que están haciendo un trabajo encomiable como el caso del farolero. También ha tenido que lidiar con casos como el hombre de negocios. Y esta ese proceso de cuidado y amor, esas 4 espinas, ese fanal, ese biombo y ese domesticar. 

La vida de Ian, al igual que la flor a la que a veces se parece por su carácter, debe ser cuidada con un biombo que le limite en ocasiones ese paso del "viento" que puede poner en riesgo su condición, al igual que ese fanal que no existe, pero donde quisiera guardarle, evitándole todo mal posible. Están esas espinas que son mas mías, en la lucha por querer sacarlo adelante bien en todos los sentidos. El y yo también tenemos ese proceso del principito y el zorro, pero aun ando un poco confundida en quien doméstica a quien. Sobre todo porque sé que lo veré a las 4:00pm pero ya ando ansiosa desde las 3:00pm. En estos 6 años he aprendido a mirar mas con el corazón, a soportar orugas, a dejarme domesticar. 

Mi principito, mi amado principito seguirá dando una batalla sea como la flor con sus espinas, o como el piloto arreglando su nave, o como el zorro huyendo de la caza, y yo estaré aquí con el biombo o el fanal, lo que sea necesario, lo que sea meritorio, lo que sea importante. Mientras esté a mi alcance, no habrá ni serpientes ni corderos que lo lastimen. Las aventuras no terminarán aquí, pero siempre nos tendremos el uno al otro, porque el es mi principito y yo soy su flor, el es mi flor y yo soy su principito. 

*Mis disculpas a Antoine de Saint-Exupéry por comparar nuestra vida con su escrito, pero a sabiendas de que se lo dedico a un niño, el estará complacido. 

4 comentarios:

  1. Mi querida Marta, estoy más que segura que el señor Antoine Saint-Exupéry estará feliz de ver cómo has metaforeado tu vida y la de tu pequeño gran héroe através de su célebre Principito.
    Un beso avainillado para El principe y su Rosa.

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  2. Sublime relato, querida Marta. Gracias por compartirlo. Recibe un gran abrazo y extiéndelo al Universo de tu hermoso Príncipe. Besitos!!

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