miércoles, 12 de junio de 2013

Esos cambios

Cambie una fiesta por una piscina, las risas de dos enanos y el sueño de uno de ellos. Quizás me estoy extralimitando o estoy al fin pasando esa línea fina de la realidad de la vida. Tampoco es que sea fiestera, tengo solo 2 trajes de noche. Uno tiene como 12 años, el otro creo que cumplirá 5 años. Por lo que puedo darme cuenta que desde que soy madre, he cambiado mucho más que una fiesta. 

La realidad es que tampoco de joven era muy fiestera, para mis tiempos de "mayoría de edad" lo más que conocía de la discoteca de moda era su localidad, pero nunca la pise; ni de día. Tampoco iba tanto al cine y a la playa. 

Tampoco puedo decir que no salí. Cuando conocí a quien se convirtió en mi esposo, salíamos y salíamos, playa, cine y uno que otro pub. Tuvimos esa libertad hasta el primer año de casados. Era una delicia despertar y así sin más preparar un bulto, montarnos en el carro o jeep y disfrutar sin preocupaciones. 

Sin embargo como casi todo matrimonio, buscamos descendencia. Y al año de casados quedé embarazada o preñada; da igual. Con la llegada de Jan las cosas no fueron tan difíciles. Era un niño "sano" dentro de las típicas enfermedades infantiles. Así qué en su mayoría me lo podía llevar al cine, a la playa. Si quería salir un rato sola con mi esposo, siempre podía contar con mi suegra y mi madre. Con Jan no tuve que hacer tantos sacrificios, sólo tuve que cambiar el bikini por un traje de baño entero, no por el; por las marcas de la maternidad. 

Pero según han pasado los años, con el crecimiento de el y la llegada de su hermanito, todo se ha trastocado. Ya no sólo he cambiado la playa, el cine, y alguna que otra fiesta. Ahora también he tenido que cambiar la estadía anual de aniversario, que en los últimos años ha sido celebración de cuatro, por estadías en el hospital. He cambiado días de talleres y días de ocio, por vender comida y otras cosas buscando un mejor bienestar para el más pequeño. 

Mi iPad se ha convertido en un centro de juegos y mi iPhone en una pequeña oficina ambulante. Mi sala es una pista de autos que ni espacio tiene para el gran árbol de 6 pies que en algún momento adorné. No importa cuanto lo intente la casa nunca parece lograr verse organizada. ¿Y todo por qué? Porqué la realidad de la vida, me recuerda que tengo 2 chicos ahora, que cuando ellos lleguen a la mayoría de edad quizás yo no tenga fuerzas para salir, pero por el momento es más importante su bienestar. Ayer, cambie un día de descanso por una visita al pediatra, y una tarde de ejercicios por acompañar a un pequeño con dolor de oído. Adicional cambio par de días más por cuidar y dar a horas correctas los medicamentos. 

Tengo que aceptar que a veces tanto cambio me abruma. Que a veces quisiera poder salir sin tener que estar repitiendo los nombres de mis hijos constantemente. Que a veces necesitamos un espacio para ver una película que no sea infantil. Salir un poco más allá que un parque de juegos. Hablar de otros temas que no sean el déficit de mi hijo mayor o el corazón roto de mi hijo menor. Pero por el momento eso es lo que me toca vivir. Todavía me quedan unos 14 años más de cambios. 

Por el momento los dejo, tengo que cambiar el blog por una tanda de ropa para doblar y el grito de un niño pidiendo jugo. 

3 comentarios:

  1. Sí, yo también los echo de menos... Por eso hay que encontrar algún ratito para retomarlos!
    Creo que la vida te puso tanto niño especial cerca porque tú eras lo especial que ellos necesitaban♥

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  2. ay Marta! parecemos almas gemelas!, tengo los mismos sentimientos que tu. Vivo por y para mis hijos, sobre todo de el, parece que es una extension mia! pero es lo que nos ha toccado

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  3. Hola,

    Quería decirte que me ha emocionado tu entrada, por lo que dices y por tu forma de escribir, elegante y nostálgica.

    Me siento identificada contigo en esa parte de haber sacrificado mucho de mi vida anterior por ser madre, para ser la madre que soy. Y por lo que dices tú has tenido el infortunio de tener que lidiar con temas de salud de tu hijo, infortunio porque ver sufrir a un hijo es muy angustioso. Así que quería enviarte un poco de ánimo desde aquí y desearte lo mejor. Todos esos sacrificios de ahora los verás recompensados en el futuro. Quien da siempre recibe.

    Un beso

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