domingo, 18 de noviembre de 2012

Me hice pequeña

En diciembre se cumple un año en que me sentí tan azul, que fui diagnosticada con depresión. A mitad de la treintena y a meses de cumplir 36 años, me hice tan pequeña gracias a la anorexia y las emociones, que casi me corro el chance de morir aplastada.

Es obvio que el comentario es puramente metafórico, porque nada me iba a aplastar de verdad. Aunque mis emociones tenían sus momentos de perseguirme como mujer histérica escoba en mano tras una cucaracha. Terminaba tan exhausta, que me quedaba dormida en cualquier lugar. Llegue a sentir por un determinado momento que tanta lucha iba a terminar pulverizando mis neuronas y que el Knock out, sería devastador.

Las altas y bajas emocionales son una joda que si no se cuida uno, termina desbaratado en todos los sentidos. El cuerpo cansado, las ojeras enormes, las arrugas a tutiplén. Te pierdes en un momento, en la búsqueda de la felicidad que juras no tienes y que cuando llegas a tu casa te esta esperando; pero en tu ceguera emocional no ves.

Tengo que aceptar que el final de mayo y el comienzo del verano, fue un proceso de transición en ese "bucear" en las profundidades de mis emociones. Una transición que duro hasta hace varias semanas. Sé, que la vida no dejará de darme sus cachetadas, sobretodo si me vuelvo loca buscando el éxtasis, la felicidad en su máxima expresión.

Sin embargo, en estas semanas pude ver que el "cuero" se me ha puesto más duro a la hora de responder a ciertas situaciones. Qué quizás una que otra galleta que me ha dado la vida, me ha movido un poquito, pero a diferencia de hace casi un año, no me han tumbado.

Como dice una canción de Ricardo Montaner," no es igual felicidad y plenitud", lo que me deja entender que, todavía me faltan unas cositas para sentirme 100% feliz. Sin embargo, puedo decir con una gran sonrisa, que la plenitud está en su totalidad. Porque justo en el momento en que pensé que iba a ser alcanzada por la señora histérica con su escoba, la "chiquitolina" perdió su efecto y regresé a mi tamaño normal.

2 comentarios:

  1. Tú lo sabes, Marta, todo pasa por alguna razón...
    Y de seguro que en esta etapa has aprendido a desechar lastres que todos llevamos en la mochila y que pensamos que son imprescindibles, pero también a sembrar en tierra fértil y a recoger muchos frutos que te fortalecerán.
    Me hace feliz leerte así, Marta, renovada y con esa gran sonrisa con la que siempre te recuerdo.
    Gracias por poner en estos textos tus sentimientos, con los que tantas veces me siento cercana.
    Recoge el abrazo que ahora mismo me gustaría darte. Fuerte, fuerte...

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  2. Marta, que momentos tan difíciles. Y que valentía para abrir los ojos y dar el paso que necesitabas.
    Gracias por escribir de ello. siempre es bueno compartie estas experiencias.
    Saludos.

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