viernes, 27 de enero de 2012

Se acabó la magia...

Nuestra vida desde la infancia consta de momentos mágicos. Cuando somos pequeños tenemos muchos de estos momentos pero de corta duración Y, dada nuestra ingenuidad, cualquier cosa o detalle podía desencadenar en un momento totalmente mágico. No había nada como sentir ese cosquilleo que provocaba que nos brillaran los ojos cuando sabíamos que ese momento estaba cerca, aunque durara poco. Y que no importaba si duraba poco porque; cuando ese acabara, llegaría otro a veces hasta mejor.
Cuando crecemos le damos un sentido diferente a nuestros momentos mágicos. Según maduramos, nuestros momentos son menos, pero más duraderos y esta vez sí importa el tiempo que duren. Porque, según crecemos, tendemos a ser algo más cuidadosos a la hora de determinar que hace un momento mágico. Podemos experimentar un momento mágico en diferentes facetas de nuestra vida, en el amor, la amistad, el trabajo, el crecimiento diario, en muchas áreas.
Ahora bien, ¿quién determina cuándo somos adultos que la magia se acabó? Tengo una amiga que me consta que experimentaba un momento realmente mágico con su pareja, yo como mujer, podía ver ese brillo en sus ojos cuando hablaba de él, incluso cuando estaba en su compañía. Y de momento, como en los muñequitos “PUFF” se acabó la magia. Lo triste es que para ella, la magia seguía estando allí. Entiendo lo difícil que debe ser para ella tratar de encontrar el botoncito que un día hizo “click” y encendió ese mundo mágico de Disney. Es realmente difícil darle “off” a algo que  siempre entendiste era mágico. Nos sucede igual con las amistades, de repente esos momentos que nos hacían volar la imaginación se ven opacados por desenlaces tristes, pérdidas, un coraje, un adiós.
¿Qué tan preparados estamos para aceptar que la magia se acabó? El que está sumido en el encantamiento nunca estará listo para cuando se acabe ese momento, que no habrá hada madrina ni varita que lo salve. Nos toca entender que, al igual que cuando éramos pequeños, los momentos mágicos no duran siempre lo que queremos. Pero siempre, en algún momento, tarde o temprano; llegará otro.  Porque cuando somos capaces de entender que hace un momento mágico, sabremos determinar cuándo volver a encender ese botoncito, que alguna vez nos hizo sentir mariposas y hacer que el brillo de nuestros ojos alumbre nuevamente el mundo. Por el contrario, nadie determina cuando se acaba la magia; sino que determinamos lo maravilloso que es experimentar cuando comienza.
Millie… Tus hijos son tus varitas mágicas y a ti te adorna una hermosa magia.

2 comentarios:

  1. Gracias Marta Raquel, es tan duro cuando la magia es un pedazo de tu vida, cuando en esa magia depositaste todos tus sueños, tus metas a corto y largo plazo. Cuando te das cuenta que ya la magia no está, no sabes por donde comenzar de nuevo. Todo se ve tan oscuro. Pero yo tengo FE (aunque a veces desmayo)que la magia va a volver, una magia real que nunca se volverá a ir. TQMMMMM

    ResponderEliminar
  2. ¿Y si pensamos que la magia no se ha ido, no nos ha abandonado? Me refiero que a veces las circunstancias cambian, pero nuestra esencia no, con lo cual, tenemos todavía esa magia con nosotros, sólo que ahora los elementos que la condicionaban con anterioridad no son los mismos...
    Decidme loka, pero la vida siempre se ve mejor cuando te pones las gafas de colores, de confianza, de fe en una misma... Cuando depositas tus ilusiones, fe y confianza en otros, es posible que te defrauden. Cuando lo haces en ti misma, tan sólo es posible que te equivoques, pero nunca podrás defraudarte si saber amarte.
    Como siempre, bellas palabras amiga Marta. Transmítele fe y confianza a quien la necesite recuperar... Besos!

    ResponderEliminar