jueves, 22 de julio de 2021

A Sonia Gutiérrez Carbonell


    “
 Tener esperanza es ver la luz a pesar de estar rodeado de oscuridad.”- anónimo

      En el 2015, desde Getafe, España, a petición mía, Ian recibió una carta. Aunque ya estábamos avanzados en tecnología, y bien pudieron escribir un email, Ian recibió una carta escrita a mano, de una mujer. En aquel momento ella no era cualquier mujer, era una mujer de 39 años, una cardíopata con una cirugía Fontan, como Ian. Llevaba tiempo tanteando, buscando un ser que me hiciera el favor, de escribirle una carta a Ian, para que el viera, que habían adultos como él. Me acerqué a varios adultos iguales a Sonia, que encontraron innecesario perder su tiempo, escribiéndole una carta a un niño de 6 años, una de ellas escribió en un “status” de forma general, que para qué. 

     Entonces, me encontré con Sonia, y no hubo ni un no, ni una duda. La carta llegó, y se la leí a Ian. Fue algo tan maravilloso, poder ver ese manuscrito, con la letra tan particular de los españoles. Leer como ella le hablaba sobre la importancia de cuidarse. Una carta que no estaba rebuscada, ni hecha porque si, estaba llena de cariño y de consejos. Mi intención, era darle más esperanza a Ian, que a sus 6 años no entendía de la necesidad de ella. Pero la realidad, es que la carta me llenó de esperanza a mi. Me aumentó esa fuerza para seguir trabajando con la salud de mi hijo, porque cada niño con cardiopatía que se convierte en adulto, es un balde de esperanza para otros padres. Todavía conservo la carta, y hace unos meses, la encontré guardada en un libro y se la di a leer a Ian. Luego de eso, estábamos intentando conectar a través de messenger para que Ian y ella pudieran tener una conversación más amena.

     Del 2015 para acá, sigo a Sonia, y la vi ser feliz, y la vi en ocasiones pasar momentos duros, pero aún así, su temple era admirable. Ayudó a tantos niños con cardiopatía a tener una mejor calidad de vida. Hace unos meses consiguió un corazón y fue transplantada. Conocer esa noticia seguía contribuyendo a la esperanza, a recargarnos de ese combustible que nos hace sentir que la vida tiene propósito. Hace unas semanas sin comprender bien la tómbola de la vida, la de Sonia pende de un hilo. Somos muchas las madres de corazón, que mentalmente le enviamos la fuerza, las buenas vibras y las oraciones, para que esa esperanza que ella sembró en nosotros germine y la llene de vida. Sonia, sé que no puedes leer esto, pero continuaré guardando la carta que enviaste a Ian, como el mejor regalo que se le puede hacer a un niño, la primera siembra de la semilla de la esperanza. Ese 2015 fuiste luz en mi casa, y cuando la luz tiene propósito, nunca se apaga. 


* Imagen sacada de pinterest